Sus manos en su rostro, el calor de su piel.
Sus manos en sus ojos
y aún lo ve.
Desconoció sus hábitos.
Todo se trataba de empezar de nuevo,
y no lo valoro,
siempre exigió más,
nunca le basto lo que podía ofrecer.
No fue suficiente con cambiarlo,
lo despojo de todo,
y aún así nunca le basto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario