24 noviembre 2011

primeras confesiones

Sé que todo lo que tenía no puede compararse a lo que tengo ahora, o mejor dicho, todo lo que vivía no puede ser comparado a lo que vivo ahora, no porque sea bueno o malo, ni mejor ni peor. Siempre tuve los pies sobre la tierra y la mirada en el cielo, quizás demasiado, pero no me arrepiento de lo hecho, porque aunque suene trillado: lo hecho, hecho está.

Entiendo que las cosas toman su lugar de a poco y es que, creo que hay un momento en la vida en que se nos hace un clic adentro nuestro y ya las responsabilidades, las prioridades, nuestros sueños y la manera de perseguirlos cambia, empiezan con todo esto también los replanteos y las recontradicciones. Todo encuentra su centro, un equilibrio (perfecto?) en el desastre total, una búsqueda del orden en un caos que hasta a veces nunca nos damos cuenta que vivimos; y aunque quizás yo sienta que no es mi mejor momento, las cosas no se dan porque sí, todo tiene una razón y sé qué cosas quiero hacer a largo plazo, tal vez porque a corto plazo se me complica un poco más, y solo actúo bajo presión; es un carpe diem inconsciente.

A decir verdad, encontré de todo en poco tiempo y el desarraigo no fue lo que esperaba, -quizás porque siempre sentí que nunca eche raíces en ningún lado-. No me siento cómoda estando en un solo lugar por mucho tiempo. Sin embargo, no puedo quejarme, ahora descubrí que tengo una mirada más positiva de lo que nunca pensé que podía llegar a tener. Aun así, tengo mis nubes negras y mis días de odio contra todo el universo, pero es algo que encuentro saludable.

Me gusta la idea de concentrarme más en mí, sin dejar de contemplar el cielo y seguir caminando porque estoy cada vez más cerca de mis objetivos, y si estoy donde quiero estar no lo sé. No me gustan las despedidas, no me gusta extrañar, lloro por todo y por nada y en los peores momentos. La verdad que mi plan de vida es muy simple, me conformo con poco y no puedo ofrecer nada más que lo que soy, con todas mis virtudes y mis defectos, con mis finales felices y mis tragedias griegas (…)

1 comentario:

Lih dijo...

me encanta mucho.