¿Alguna vez pensaste en mi, en
nosotros, como lo que fuimos?
Disculpame si te incomoda esta
pregunta, no es necesaria una respuesta, pero aun después de tantos años, sigo haciéndome
la misma pregunta.
-¿Por que ahora? Bueno, quizás sea el momento perfecto porque
no estamos frente a frente, porque paso tanto tiempo que siento que ya no importa
la respuesta.
Lo cierto es que yo te pienso
todos y cada uno de los días que pasan, te recuerdo, sonrío y te mando amor donde sea que estés.
No voy a mentirte, alguna que
otra noche te extrañe y te llore. Llore de bronca porque me hubiese gustado disfrutarnos más, animarnos a más, o mejor dicho, animarnos.
Para
mi fuimos eternos, teníamos una conexión única, lo sentía y creo que vos también
lo llegaste a sentir. Desde la primera noche a la última, nos costaba despedirnos al día siguiente y mientras tanto en esa habitación eramos los únicos habitantes del planeta. Nos pertenecíamos.
Te pido perdón, yo se que después
del amor a veces me volvía hacia mí y éramos dos desconocidos, es que cada vez
que tocaba volver a la realidad me enojaba, no con vos. Entendí con
el tiempo y con mucho trabajo de reflexión que mi enojo se debía a que no podía hacer que ese amor dure más que unas
horas. Me dolía el corazón de pensar que al final del día tu felicidad estaba tan lejos de la mía.
Tuvimos un final -el cual era inminente- después de ese amor, no tomamos las mejores decisiones, éramos más jóvenes e impulsivos.
Por supuesto hubiese querido que las cosas resultaran de otra manera, siempre me pregunto que hubiese sido de nosotros, quizás no era tan especial como creo que lo fue.