Si dijera que sí, que es realidad lo más cautivante con lo que me he tropezado, que me mantiene pendiente de todos sus actos, y que al mismo tiempo es inconfesable, inconcebible...
Si desde donde estoy afirmara que se vuelve imposible convivir con la idea de que existes, aún cuando alguna vez planeamos decretarnos invisibles, estaría sobrepasando mis límites.
No cedo un paso más.
Si asegurara que de vez en cuando es posible que me de permiso a pensar en ello, sería un delirio, sería penosamente, lo contrario a mis dichos.
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